dissabte, 10 de maig del 2014

Cigarrillos

Dispuesta a afrontar otro episodio de mi vida, salgo de casa con la música de mi reproductor inundando mi mente. Me llevo un Malboro a la boca y prendo el cigarro. Inhalo el humo y suelto toda la mierda de un suave soplido. Y así, repetidas veces. 


And take what you need, 
and be on your way. 
And stop crying your heart out. 

Canto sin voz alguna, solo abriendo ligeramente la boca, vocalizando cada palabra, pero sin voz. No hay viento, pero es un día frío. Las nubes que se sitúan encima mío dan a entender un día lluvioso. Típico en Abril. Un día hace un calor sofocante y otro día llueve el diluvio universal. Prefiero este tipo de días. Odio la primavera, con sus árboles repletos de cosas que me dan alergia, las parejas felices, la gente más falsa de lo normal... 
Unas ganas de volver corriendo a casa me abrasan cuando ya visualizo las caras conocidas, esas que odio tanto. Las que te miran para juzgarte como vas vestida, como actúas y piensas. Pero entonces seria una cobarde, y no me voy a permitir ese lujo. Que sigan mirando, que yo no me escondo. 
Tiro la colilla delante de mi y la retuerzo con el pie cuando adelanto. Y así, mirando de frente, evitando el contacto visual y poniendo un rostro de despreocupación y descaro, me enfrento a un día más. 

¿Cuantos más quedan?

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