dimecres, 2 d’abril del 2014

Poco a poco

Recuerdo los días más felices de mi vida. Tampoco fue hace mucho. Pero queda tan lejano. Es bonito mirar atrás y recordar cosas. Es raro como siendo tan grande me siento tan pequeña. Y simplemente era una niña. Con ganas de crecer pero siempre ser una niña. ¿En que estaría yo pensando? He crecido y me he dado cuenta de cosas. De quien sigue a a mi lado, de como las personas cambian, de como he cambiado. Y es así, no hay vuelta atrás. Melancolía. Eso es, sí. Es  increíble como pasa el tiempo tan rápido. Pero a la vez tan lento. Hay gente que ansia con crecer y dejarlo todo atrás, yo, en cambio, lo echo de menos.  Algunos le llaman "pasado", yo prefiero llamarle lucha. Aun tengo heridas por curar y cicatrizar.  Algunos recuerdos me hacen sonreír, otros son indiferentes y muchos de ellos me persiguen y duelen como el primer día. Aun recuerdo risas, criticas y desprecios. Y les doy las gracias a todas esas personas que alguna vez me hicieron sentirme lo peor, vosotros me habéis hecho fuerte. Y es que de tantas veces que he caído, el suelo se me ha hecho cómodo.  Pero alguien me dijo una vez que si te caes diez veces, te levantas once. Y que los errores no son más que lecciones. Porque todos tenemos malos momentos. Momentos en los que desaparecer sería la mejor opción. Momentos en los que quieres dormir y no despertar. Momentos en los que quieres empezar lejos. Tan lejos que nadie pueda encontrarme.  Donde nadie pueda oírme. Pero va siendo hora de levantarse. Hacerme de hierro. Irrompible. De hacerme escuchar. Es la hora de gritarle al mundo que yo puedo con todo y más. Dar dos puñetazos al aire y levantarme de un salto. Yo se que puedo salir de esto. De la mierda de donde sea que este. De cualquier problema. Y si algo he aprendido durante todo este tiempo, es que el tiempo no cura.

El tiempo te hace fuerte.

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